La sostenibilidad se ha convertido sin duda en un tema central en el sector de la moda.
Sin embargo, entre los eslóganes publicitarios y las estrategias de marketing ecológico, no todas las empresas se comprometen realmente con acciones respetuosas del medio ambiente, sino que recurren al greenwashing.
Por suerte, existen marcas que van más allá de las palabras y se distinguen por su compromiso concreto: utilizan materiales reciclados, desarrollan tecnologías de bajo impacto, invierten en la protección de los recursos naturales y garantizan transparencia en toda la cadena de producción.
En este artículo emprendemos un viaje por el mundo de estas empresas, describiendo cómo operan y presentando un ejemplo ejemplar: la empresa española ECOALF.
Moda sostenible: mucho más que materiales ecológicos
Cuando se habla de moda sostenible, es fácil pensar únicamente en el uso de fibras naturales o materiales reciclados.
Aunque estos son elementos fundamentales, la verdadera sostenibilidad se construye a partir de una visión sistémica.
Esto significa repensar todo el ciclo de vida del producto: desde el diseño hasta la elección de las materias primas, desde la producción hasta el embalaje, y hasta el final de la vida útil de la prenda.
Una empresa realmente sostenible no se limita a añadir algunas colecciones “verdes” junto a su producción convencional.
Se trata más bien de integrar el compromiso ambiental y social en el propio modelo de negocio.
Reducción del consumo de agua y energía, lucha contra el desperdicio, producción local para reducir las emisiones del transporte y condiciones laborales justas forman parte de un enfoque coherente.
Materiales reciclados: del plástico al tejido
Uno de los aspectos más concretos e innovadores de la moda sostenible es el uso de materiales reciclados.
Varias empresas están transformando botellas en PET, redes de pesca abandonadas, neumáticos usados y residuos textiles en hilos y tejidos de alta calidad.
Esto no solo reduce el consumo de recursos naturales vírgenes, sino que también ayuda a combatir la acumulación de residuos, especialmente en los océanos.
Un material muy utilizado es el poliéster reciclado (rPET), derivado del plástico postconsumo.
Pero también hay quienes experimentan con nylon regenerado (como ECONYL®), algodón reciclado, lana regenerada, viscosa procedente de bosques gestionados de forma responsable (certificada FSC) y alternativas al cuero animal obtenidas de residuos vegetales (como la piña o los hongos).
El uso de estos materiales permite reducir el impacto ambiental en comparación con las fibras tradicionales, pero también requiere conocimientos técnicos e inversión en investigación y desarrollo.
Empresas ejemplares: quién está marcando la diferencia
Entre las empresas que se están destacando por un compromiso coherente y transparente con la moda sostenible, encontramos nombres conocidos y otros menos famosos. Aquí algunos ejemplos de iniciativas ejemplares:
Patagonia: histórica empresa estadounidense de ropa outdoor, lleva décadas siendo pionera en sostenibilidad, utilizando materiales reciclados, ofreciendo servicios de reparación para alargar la vida de las prendas y donando parte de sus beneficios a proyectos medioambientales.
Stella McCartney: la diseñadora británica ha construido su firma sobre valores éticos, rechazando el uso de cuero y pieles, e introduciendo tejidos innovadores como el Mylo™, un material obtenido a partir de hongos.
Tentree: por cada prenda vendida planta diez árboles en zonas afectadas por la deforestación y la desertificación, y utiliza materiales como algodón orgánico, cáñamo y poliéster reciclado.
Veja: marca de zapatillas que utiliza algodón orgánico, caucho amazónico y materiales reciclados, con una producción trazable y condiciones laborales justas en Brasil.
Asket: marca sueca que promueve la “transparencia total” sobre los costes y el impacto de cada prenda, ofrece un servicio de reparación e incentiva el consumo consciente con una colección permanente.
Estudio de caso: ECOALF, la moda que no deja huella
Un ejemplo emblemático de empresa que ha basado su misión en la verdadera sostenibilidad es ECOALF, fundada en 2009 por Javier Goyeneche en España.
La visión inicial era tan simple como ambiciosa: “no es necesario seguir explotando los recursos naturales de forma indiscriminada, podemos crear ropa de moda utilizando lo que ya existe”.
ECOALF se hizo famosa por su lema “Because there is no planet B”, que resume la urgencia climática y ambiental.
La empresa produce prendas de vestir y accesorios con materiales 100 % reciclados y reciclables, transformando residuos en recursos.
Entre sus innovaciones más destacadas:
- Upcycling the Oceans: un proyecto iniciado en 2015 junto con la Fundación ECOALF, que involucra a más de 3.000 pescadores en España, Grecia, Italia y Tailandia en la recogida de residuos plásticos marinos. El plástico se selecciona, se transforma en hilo y se utiliza para fabricar tejidos técnicos.
- Ocean Yarn: un hilo de poliéster obtenido directamente del plástico marino recuperado.
- Green polyester: ECOALF fue una de las primeras empresas del mundo en desarrollar procesos de producción de rPET trazables y certificados.
Certificaciones: la empresa cuenta con la certificación B Corp, como prueba de su compromiso no solo ambiental, sino también social y de gobernanza. Además, utiliza materiales certificados GRS (Global Recycled Standard) y OEKO-TEX®.
ECOALF no se limita a los materiales. De hecho, promueve un modelo de consumo consciente, lanzando colecciones reducidas, sin estacionalidad y con diseños esenciales y duraderos.
Cada prenda está pensada para durar en el tiempo, ser reparada o reciclada a su vez.
Además, ECOALF publica cada año un informe de sostenibilidad transparente, que documenta resultados, desafíos y objetivos futuros.
Proyectos medioambientales e impacto social
Otro aspecto que distingue a las empresas verdaderamente sostenibles es su capacidad de invertir en proyectos medioambientales y sociales más allá de la producción.
Ya sea plantando árboles, restaurando ecosistemas, concienciando al público o mejorando las condiciones de las comunidades locales implicadas en la cadena de producción, estas marcas no se limitan a “vender lo ecológico”, sino que buscan crear valor.
Es el caso de Nudie Jeans, una empresa sueca que ofrece reparaciones gratuitas de por vida para sus vaqueros, promueve la ropa de segunda mano con el programa “Re-use” y apoya proyectos éticos en la India, donde se cultiva algodón orgánico.
Otro caso digno de mención es Outerknown, marca fundada por el surfista Kelly Slater, que ha integrado la sostenibilidad en cada etapa, desde la elección de proveedores hasta la trazabilidad, e incluso la devolución de prendas al final de su vida útil mediante el programa “Resale”.
Moda sostenible: un cambio cultural en marcha
El cambio hacia una moda más sostenible no afecta solo a las empresas, sino también a los consumidores.
Las decisiones cotidianas de los consumidores – preferir calidad a cantidad, elegir prendas éticas, informarse sobre las prácticas de las marcas – tienen un impacto real en el mercado.
Apoyar a empresas realmente comprometidas significa fomentar un modelo diferente, más justo y con visión de futuro.
En un sector conocido por ser uno de los más contaminantes del mundo, estas realidades demuestran que es posible otra forma de producir moda.
No se trata de renunciar al estilo, sino de elegir prendas que tengan una historia que contar, que respeten el medio ambiente y a las personas, y que duren en el tiempo.
Porque vestirse de forma sostenible también significa cuidar del futuro.
Y ese es un mensaje que va mucho más allá de las tendencias.