La eco-ansiedad es un trastorno relacionado con una visión negativa del futuro de la Tierra, amenazado por los desastrosos problemas ambientales y cuyos efectos también se traducen negativamente a nivel social, aumentando la inestabilidad económica y provocando crisis de diversos tipos como la hídrica y alimentaria.
Este trastorno en los últimos años se está afirmando de manera cada vez más importante, yendo de la mano con la conciencia global sobre los grandes desafíos ambientales que enfrentamos, como el cambio climático, eventos extremos, aumento de residuos en los océanos, contaminación, pérdida de biodiversidad, deforestación, etc.
Aunque aún no incluido en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), el manual utilizado por los profesionales de la salud mental, la eco-ansia es un trastorno definido por la Asociación Americana de Psicología como "el miedo crónico al cataclismo ambiental que resulta de observar el impacto aparentemente irreversible del cambio climático y la preocupación relacionada por el propio futuro y el de las próximas generaciones".
La eco-ansia no es una enfermedad de la que curarse, sino una angustia que surge como reacción a la grave crisis ecológica de nuestro tiempo. Este "miedo" está creciendo rápidamente a nivel social y los expertos estiman que aumentará aún más en las próximas décadas a medida que los problemas ambientales se intensifiquen.
No todos son afectados de la misma manera por la eco-ansia, pero podemos decir que la interiorización de los problemas relacionados con el medio ambiente parece tener una mayor incidencia en los jóvenes nacidos entre 1995 y 2010, es decir, aquellos que tienen en perspectiva una vida más larga por vivir.
Los síntomas relacionados con el miedo al futuro son variados y van desde la sensación de impotencia al desconcierto, desde la ira a la frustración, depresión y sentimiento de culpa por el contributo desastroso al medio ambiente que representa nuestra propia existencia. En los casos más extremos, se puede llegar incluso a sufrir de PTSD (trastorno de estrés postraumático) y a desarrollar pensamientos relacionados con el suicidio.
Cómo afrontar proactivamente la eco-ansiedad
Aunque es un fenómeno recientemente descubierto, la eco-ansiedad no debe ser trivializada, sino que debe ser vista como una reacción a una amenaza que, desafortunadamente, es real y tangible como el futuro del planeta tal como lo conocemos.
La eco-ansiedad, por lo tanto, vista como respuesta fisiológica del individuo, debe gestionarse de manera proactiva evitando centrarse siempre y solo en las noticias de los "desastres ambientales" que, a largo plazo, alimentan infinitamente los pensamientos negativos.
Vivir de manera proactiva para contrarrestar la eco-ansiedad significa realizar una serie de actividades que nos ponen en contacto directo con la naturaleza, como por ejemplo:
- cuidar las plantas en nuestro balcón de casa o un pequeño huerto si tenemos la posibilidad;
- pasar más tiempo al aire libre realizando paseos por nuestros parques urbanos;
- realizar diversas actividades al aire libre (trekking, yoga, meditación o paseos en bicicleta).
Además, se vuelve importante hacer de la protección ambiental una especie de "misión" personal:
- participando activamente en iniciativas de carácter ecológico promovidas por entidades y asociaciones (por ejemplo, limpiar playas y barrios urbanos de residuos);
- implementando en nuestro día a día aquellas prácticas éticas que permiten el ahorro tanto energético como de recursos naturales (como por ejemplo cerrar el agua del grifo mientras nos lavamos los dientes);
- uniéndose a grupos y movimientos sensibles a estas temáticas (por ejemplo Fridays for Future) donde encontrar otras personas con quienes participar en las diversas movilizaciones e iniciativas y con quienes compartir ideas y pensamientos personales.